Encendemos la grabadora para escuchar en palabras de Don Álvaro Ugalde los inicios del Parque Nacional Cahuita:
Tortuguero, junto con Cahuita nacen en 1970 por decretos de Don Pepe, incluso nacieron antes que Santa Rosa, pero Santa Rosa se inauguró primero. Por Archie Carr nació Tortuguero y Cahuita nació gracias a los cursos de vida silvestre organizados por el CATIE, que repetidamente se llevaban a cabo en el sitio. En prácticas de campo durante estos cursos, se hizo el primer plan de manejo del parque. Igualmente, como estudiante de Maestría del CATIE, Don Mario Boza hizo el primer Plan de Manejo del Parque Nacional Volcán Poás como su obra de tesis.
Cahuita tuvo muchos escollos políticos para la comunidad. Primero se decretó Parque Nacional con muchas prohibiciones. En aquel entonces no se les consultaba a las comunidades las decisiones que tomábamos, ya que la ley no lo exigía y éramos jóvenes y sin experiencia.
Nosotros asumíamos que el Congreso representaba a la gente, y el Congreso le había dado poderes al Presidente de la República y si había un mandato, nosotros lo llevábamos a cabo. La prohibición de matar animales silvestres cayó como una bomba y el primer Guardaparques, por más afrodescendiente que fuera, cuando llego a aplicar la ley, lo corrieron a machete. El Guardaparques era el Sr. Ernesto Crawford. Todos tenían cocos y cuando los monos se comían los cocos, ellos los mataban. El año 1973, fue tumultuoso para Cahuita. El congreso paso la ley de creación de JAPDEVA y esta tomo posesión de Cahuita. La Junta Administradora pretendía construir el centro de recreo dentro de Cahuita.
En 1974, ya como director del Servicio de Parques Nacionales, cargo que ocupe hasta 1986, fui a la Procuraduría para que me aclararan si la creación de una entidad como JAPDEVA, significaba eliminar los actos de conservación anteriores. Dichosamente la Procuraduría dictaminó que no, que el parque nadie lo había eliminado y yo dije “con permiso, salgan Ustedes y entramos Nosotros”. La comunidad estaba muy confundida y cuando nosotros entramos con fuerza otra vez, la comunidad nos manifestó que no querían la expropiación.
Recuerdo que firmamos un convenio en el cual los líderes comunales y el Presidente de la Republica, Don Daniel Oduber acordamos la no expropiación. Algunos líderes reaccionaron muy fuertes para eliminar el Parque. Se convocó a un cabildo abierto para pedir que se eliminara el parque. Yo sentía que los diputados y otras figuras influyentes que se oponían al Parque Nacional Cahuita, buscaban que en el cabildo abierto se acordara la eliminación del Parque y entonces, justificar ellos lo acordado públicamente, para presentar un proyecto de Ley y eliminar el parque. Al menos esa era mi interpretación de la situación.
En este cabildo, me toco ser el último orador. Todos los oradores anteriores a mí, habían exhortado a eliminar el Parque por unas y otras razones. Se dijeron muchas mentiras que pretendían asustar al pueblo de cómo su estilo de vida iba a cambiar si se creaba el parque.
Subiendo el tablado que se había construido, cuando me correspondía hacer mi presentación, tuve una iluminación. Había muchas personas de color, algunos representantes de territorios indígenas que habían traído en camiones y unos pocos blancos. Yo no sabía qué iba decir, solo sabía que iba para arriba como Juana de Arco, porque todos allí querían ver sangre, y esa sangre era la mía, ya que Yo era el único que defendía la creación del parque. La visión me dijo “es mejor hablar en Inglés” y empecé a hablar en inglés, idioma que había aprendido años atrás, cuando estuve trabajando en los Estado Unidos, a mis dieciocho años. La mayoría eran personas de color que hablaban inglés, los indígenas entendían poco el español y nada de inglés. Esto significaba que los anglos parlantes eran el voto que en realidad contaba ya que eran los únicos que serían afectados directamente con la eliminación de la categoría de protección asignada a Cahuita. Las caras de sorpresa de los burócratas fue un termómetro que me indicaba que iba por buen camino. La mayoría de ellos tampoco hablaban inglés.
Recordé que cuando pasaba por las iglesias de afrodescendientes, mientras estudiaba en Michigan, siempre se repetía una escena en la cual el pastor dialogaba con los feligreses. Esa imagen vino a mi mente y decidí, no solo hablar en inglés, sino que también a jugar de pastor. Sentí que tenía una perfecta conexión con la audiencia y empecé a hacerles preguntas con la contestación medio incorporada.
La primera pregunta fue:
¿Is it true, that until now it has been your parents that have protected this Paradise of rainforest and coral reef?
YESSSS.
(Verdad que han sido sus padres los que hasta la fecha han conservado este paraíso de bosques lluviosos y arrecifes de coral?
Siii)
¿If your parents have protected this land, and then don’t you think their kids should continue with the mission?
YESSSS.
(Si sus padres han protegido esta tierra, entonces sus hijos deben protegerlo y conservarlo? ¿No es cierto? Siii)
¿Does the present generation, want Cahuita National Park?
YESSSS.
(¿La presente generación quiere a Cahuita como Parque Nacional? Siii)
La voz que salió del alma y de los corazones de esas hermanas y hermanos, todavía resuena como un eco en mi mente cuando pienso en Cahuita.
Otro mensaje que la gente acogió con gran interés fue cuando les informe que si Cahuita no se protegía bajo la bandera de un Parque Nacional, probablemente terminaría convertido en un complejo hotelero, con marinas y campos de golf y los únicos beneficiarios serían las compañías extranjeras. Así me los fui llevando, comenzaron a aprobar todas las iniciativas de conservación que les proponía y en medio de una euforia, baje victorioso y sonriente, agradeciendo a la multitud su apoyo. Me sentí triunfante porque luego de mi presentación nadie se manifestó en contra de la creación del parque, ni me quemaron como a Juana de Arco.
Episodio tercero. Nace el Parque Nacional Santa Rosa
Referencia
Sáenz Y. (Sin publicar). Memorias de un Héroe Llamado Guarda Parques. San José-Costa Rica