La próxima década seria crucial para alcanzar los objetivos del Acuerdo de Paris

CO2

En un artículo recientemente publicado en Nature Communications se advierte sobre los esfuerzos que se deben hacer en la próxima década para aproximarse a lo establecido en el histórico Acuerdo de París de limitar el aumento futuro de la temperatura media mundial por debajo de los 2 °C y proseguir los esfuerzos para limitar aún más el aumento medio a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Sin embargo, el tiempo y los detalles de estos esfuerzos se dejaron a cada país, lo que puede ralentizar el proceso de la toma de medidas concretas.

El dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera pueden reducirse básicamente de dos maneras: reduciendo nuestras emisiones o eliminándolas de la atmósfera, por ejemplo, a través de la captura por parte de las plantas, el océano y el suelo.

El estudio en mención demuestra que el sistema combinado de energía y uso de la tierra debería entregar cero emisiones antropogénicas netas antes del 2040 para asegurar el alcance de la meta de 1.5 °C para el año 2100. Esto implica que el consumo de combustibles fósiles probablemente tendría que reducirse a menos del 25% del suministro mundial de energía para 2100, en comparación con el 95% actual. Al mismo tiempo, el cambio en el uso de la tierra, tales como la deforestación, debe ser disminuido. Esto conduciría a una disminución del 42% de las emisiones acumuladas para finales del siglo, en comparación con un escenario normal.

Los resultados del estudio dan una amplia explicación del dióxido de carbono en nuestra atmósfera, de dónde viene y hacia dónde se dirige, tomando en cuenta no sólo las emisiones de combustibles fósiles, sino también la agricultura, el uso de la tierra, la producción de alimentos, la bioenergía y la absorción de carbono por parte de los ecosistemas naturales. Compara cuatro escenarios diferentes para el desarrollo energético futuro, con una gama de mezclas de energías renovables y fósiles. En un escenario de «alta renovación» en el que el viento, la energía solar y la bioenergía aumentan alrededor del 5% al ​​año, las emisiones netas podrían alcanzar su nivel máximo en 2022, según el estudio. Sin embargo, sin tecnologías de emisiones negativas sustanciales, esa vía aún conduciría a un aumento medio de la temperatura a nivel mundial de 2,5 ° C, perdiendo el objetivo del Acuerdo de París.

El escenario de alta energía renovable es ambicioso, pero no imposible -la producción global de energía renovable creció 2.6% entre 2013 y 2014, según la Agencia Internacional de Energía. En contraste, el estudio concluye que la dependencia continua de los combustibles fósiles (con tasas de crecimiento de las renovables entre el 2% y el 3% al año), causaría que las emisiones de carbono sólo alcanzaran su máximo al final del siglo, causando una temperatura global estimada de aumento de 3,5 ° C hacia el 2100. Esto quiere decir que no sólo la mezcla de energía importa, sino también la cantidad total de energía consumida.

Para enfrentar tales desafíos el reciente informe publicado por la Carbon Princing Leadership Colation 2016-2017 señala la necesidad de promover cambios paralelos en la economía global para alcanzar emisiones netas y mantener el aumento de la temperatura promedio global debajo de los 2°C entre los que se encuentran;

  • La descarbonización de la producción de electricidad; necesaria para estabilizar el cambio climático, mediante el uso de energía renovable u otras formas de energía cero-carbono
  • La promoción de la electrificación mediante el aumento del uso de energía generada libre de carbono o, al menos en una fase de transición, es necesaria para los combustibles más limpios o sin carbono, en los sectores de la vivienda, la industria y el transporte;
  • La mejora de la eficiencia, mediante la mejora de la eficiencia energética y la reducción de los residuos en todos los sectores (entre otros, la manufactura, los servicios, la agricultura, el consumo de alimentos, el consumo de energía residencial y la reducción de la congestión urbana) contribuye a reducir las emisiones y facilita la transición a emisiones netas-nulas;
  • Optimizar los paisajes, preservando y mejorando los sumideros naturales de carbono, mediante la creación de paisajes «respetuosos con el clima», el manejo de los bosques y otros tipos de vegetación y suelos y los cambios en las prácticas agrícolas.

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